Éste es un extracto de un trabajo que publiqué para pensar en el diagnóstico diferencial de un paciente que ví en una Guardia de CABA:
Cuando lo conozco a G estaba en una silla de ruedas en el pasillo, esperando para que lo vea el Clínico. Se lo veía angustiado, se miraba las manos, tenía los brazos vendados, chorreaba sangre. Los enfermeros se acercan a limpiarle las heridas, el Clínico llama al Traumatólogo y al equipo de Salud Mental. "Se cortó porque se peleó con la novia" se escuchaba.
Yo observaba, parada frente a él con una cierta distancia. Unos metros más atrás estaba la hermana, un año mayor, hablando por teléfono. Él estaba solo. Me le acerco de poco. Ya todos le habían preguntado qué pasó. La hermana entró a la casa y lo encontró desmayado, cortado en el antebrazo, en la ambulancia dijo que intentó quitarse la vida.
Una vez limpio, cuando se alejan los enfermeros, con las heridas al descubierto, me acerco, observando que el otro antebrazo tenía un tatuaje. Le pregunto. Representaba importantes pérdidas de sus seres queridos.
Entramos al consultorio junto con el traumatólogo. Mientras le sutura las heridas me quedo entrevistándolo, acompañándolo. Acostado en la camilla me mira y habla lento. Cuenta que tuvo una pelea con la novia, ella le hace escenas de celos y es muy “cortante”. Se sentía muy solo luego de muchas pérdidas familiares que tenía y su novia representaba para él “lo único que me queda”.
Ese "se cortó porque se peleó con la novia" que casi subestima el hecho, arrasa al sujeto. Porque supone que si se corta por una discusión, es un "acting". Y se diagnostica desde el motivo de consulta.
Para G, por su historia, en ese segundo la vida dejó de tener sentido, porque tenía sentido si había un otro que se lo dé. Ese corte puesto por la novia que no se podía simbolizar, fue a lo real, como el resto de las pérdidas de sus familiares que había tatuado en su cuerpo.
COLEGAS: NO DIAGNOSTIQUEMOS DESDE EL SÍNTOMA, ESCUCHEMOS SUBJETIVIDADES.
Lic Marina Begonja - enero 2020